Muchas veces conviene hacer una par de pasos previos antes de disfrutar del vino, el objetivo es siempre que el caldo esté en óptimas condiciones para expresar todo su potencial. Claramente el momento es que decidamos descorcharlo va a definir lo que nos vamos a encontrar en la copa: no es lo mismo descorchar un vino joven que uno de guarda que teníamos reservado y lleva varios años esperando su momento. Eso es así. pero también es importante aprender a diferenciar cuándo debemos decantar y cuando trasvasar o incluso cuando no hace falta hacer ninguna de las dos cosas.
Vamos al grano. Trasvasar implica pasar de un recipiente (la botella original) a otro: el decanter o una jarra, por ejemplo, con el objetivo de oxigenar el vino, airearlo, como hacemos cuando giramos la copa, pero de manera más intensa.
Decantar se refiere también a pasarlo de un recipiente a otro pero con lentitud porque el objetivo es que los sedimentos, los restos sólidos que se forman debido a las polimerizaciones de taninos y antocianos, queden en el fondo de la botella y no pasen a la copa.
Si estamos ante un vino joven de taninos bien marcados, potente y agresivo, trasvasarlo es una muy buena idea porque lo que estamos haciendo es domarlo, mediante el contacto con el oxígeno. También sirve para un reserva que estemos descorchabdo antes de tiempo, por ejemplo: un malbec reserva 2018, que es muy pronto aún para beberlo, lo trasvasamos para suavizarlo. En esos casos muchas veces se recomienda descorchar el vino un rato antes, pero en realidad de esa manera solo se oxigena la superficie.
En fin, que siempre haya vino en las copas, servido con alegría y en buena compañía. ¡Salud!